jueves

El mago de Oz (1939).

Desde el comienzo de su rodaje, el filme estuvo signado por la mala suerte: primero, el primer actor en encarnar al hombre de hojalata tuvo que renunciar al puesto después de experimentar una reacción alérgica causada por la toxicidad del maquillaje. Luego, el perro protagonista fue pisado por uno de los guardias de la bruja y debió ser sustituido. Por su parte, la bruja del Oeste sufrió graves quemaduras y, más tarde, su sustituta se lesionó a causa de una explosión producida en el palo de su escoba.

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